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BREVES APUNTES HISTÓRICOS
Aguas de Alcázar

Se podría decir que el Gran Priorato de San Juan estuvo ligado al agua desde sus orígenes. Este hecho fue posible a partir del año 1212, una vez finalizada la gran victoria de Navas de Tolosa cuando los caballeros de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, se asentaron sobre el dominio de la red hidrográfica fundamental de La Mancha actual (alta y baja) y parte del Campo de Montiel. Esto incluía la red hidráulica Záncara-Gigüela y sus afluentes desde los cursos medios; el Guadiana Alto desde la mitad de la laguna del Rey (Ruidera), y el Río Viejo del Guadiana hasta su confluencia con la red Záncara-Gigüela.

El terreno llano formó grandes lagunas, como las del Camino de Villafranca, de las Yeguas, de Pajares, de Franco o de los Carros, que tenían una extensión de 300 hectáreas siempre inundadas.

El Guadiana fue canalizado para regar algunas huertas del término de Alcázar, canal que viene desde Argamasilla de Alba unido al Guadiana, por el Molino del Cuervo, luego pasa al término de Criptana y de nuevo vuelve al de Alcázar por la Alameda de Cervera. En los molinos de la Pólvora se separan, el canal sigue hasta Villacentenos y se pierde en el Vado del Palo. El río se junta con el Záncara, que ha entrado en el término por la Rinconada del Arcediano y pasa también cerca de la Alameda de Cervera.

El Gigüela llega por el noroeste y durante unos 8 kilómetros sirve de límite con el término de Villafranca de los caballeros, hasta el Molino del Harinero. Los tres ríos, juntos, salen del término por el Puente de Buenavista.
Paralela al Gigüela se encontraba la Vera Real de Ganados, de una anchura enorme, con extensos asentaderos que hoy ya han desaparecido.
A lo largo del tiempo el desarrollo socio-cultural alcazareño se ha visto influido por las condiciones climáticas, de vegetación y relieve.
Las zonas húmedas eran aprovechadas para la práctica de caza y de pesca, así como para la obtención de especies vegetales como carrizos empleados en actividades de construcción, eneas para la artesania y juncos utilizados como combustibles en hornos de tejeras y cerámicas.
Gracias al terreno tan húmedo y salado del que gozaba Alcázar, los nitratos potásicos, sódicos y cálcicos, aparecían en forma de sustancias sólidas, cristalinas y solubles al agua. De esta forma se producía en la superficie de la tierra el salitre presentándose en forma de polvillo blanco o agujas.

El salitre recogido era llevado a cuatro máquinas hidráulicas de Los Molinos de la pólvora que movía el Guadiana en el sitio llamado Cervera.
En el siglo XVIII se trasladaron a Ruidera las máquinas de los Molinos de la pólvora, cerca de la Alameda de Cervera, aunque la organización de la fábrica siguió en Alcázar. El progreso industrial y la competencia comercial extranjera, acabaron con la fábrica, la cual suspendió sus trabajos a mediados del siglo XIX.

Otro presente de los suelos de Alcázar viene representado por su carácter yesífero, nos referimos a los hornos de yeso que desarrollados de modo familiar, dio origen al gremio que constituyó una de las ramas más frondosas del artesanado local.

Un recurso importante para la economía de Alcázar fue la industria de la barrilla (Salsola soda). Esta planta almacena mucho sodio en su interior, de modo que tratado en hornos improvisados en las orillas, permitían la obtención de sosa, materia imprescindible para la producción de jabón.
A mitad del siglo XIX con la llegada del ferrocarril comenzaron los efectos negativos para el agua. La Compañía expropió y compró los terrenos en los que suponía había más caudal de agua y en ellos fue abriendo sus pozos de acuerdo con las necesidades del servicio. Esto llevó a que el ayuntamiento decretase el 16 de julio de 1853 un racionamiento del agua de consumo. La problemática y escasez de agua seguía aumentando hasta tal punto, que cinco años después se ordenó a la compañía que suspendiera los trabajos de abrir nuevos pozos. Aun así, no se hizo caso de las amenazas, pero sí se pusieron a las órdenes del municipio para intentar solucionar el problema. La solución se encontró en las Lagunas de Ruidera y a principios del siglo XX se formó la sociedad anónima de Aguas Potables de Alcázar de San Juan, Tomelloso y Criptana, que años más tarde sería sólo de Alcázar de San Juan, donde el agua se sacaría de las Perdigueras, cerca de Marañón.

Otro problema unido al ferrocarril fue la creación de los excusados y basureros cada vez más pestilentes, reducidos a recoger las deyecciones humanas y residuos de la casa. Se imponía evacuar del pueblo las aguas residuales y se creó por tanto La Veguilla, que a temporadas había una lagunilla como tantas otras de la comarca. A ello se le unió la limitada absorción de nuestros suelos existiendo la laguna que sobrecargada de residuos sólidos se hizo inextinguible. De ello derivaron inconvenientes como los malos olores emanados de las contaminadas aguas y la proliferación de mosquitos, causando grandes epidemias de cólera y endémicas fiebres que provocaron numerosos fallecimientos.

La utilización dada a las Laguna de Las Yeguas y Camino de Villafranca, principalmente eran para el lavado de animales de carga tales como mulas. Gracias al alto contenido en sales se permitía desparasitar a dichos animales.


En nuestros días, el municipio de Alcázar de San Juan, a través de la Junta de Comunidades, está haciendo un intento de recuperación muy logrado, factible paso tras paso, en donde el primero de ellos fue la declaración de Reserva Natural del complejo lagunar de Alcázar de San Juan con un territorio de 695 ha, aprobada mediante un Decreto de Consejo de gobierno, que engloba las lagunas de Las Yeguas, Camino de Villafranca y La Veguilla. En este sentido el ayuntamiento de Alcázar de San Juan, altamente sensibilizado con el medio ambiente, ha diseñado la creación del Centro de Interpretación de los Humedales Manchegos con vocación para convertirse en un claro referente para los habitantes y visitantes de la comarca donde, con el auxilio de los recursos divulgativos y adecuados, pueda facilitarse la comprensión y valoración de las Lagunas Manchegas en general, y de la Reserva Natural Lagunas de Alcázar en particular.
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